Por Elvira Gutiérrez – Publicado en Rev. Homo Artísticus nº 13 2.004
La primera vez que utilicé el arte como forma de meditación fue durante mis primeros meses de práctica Zen, estaba por aquel tiempo peleándome con la postura, con la respiración y con mis contradicciones internas ¿qué hace una chica como tú en un sitio como éste?, en fin, lo normal; Entonces, la persona que dirigía el centro sabiendo que yo hacía escultura, me pidió que hiciese un retrato de su maestro Deshimaru. Acepté, y los seis meses siguientes, rodeada de fotografías, textos, anécdotas que Mirei, la directora, me iba relatando de sus años de discípula con él, supusieron para mí, mientras iba modelando y corrigiendo el busto de Deshimaru, una inmersión en el personaje y en el Zen que modificó mi forma de estar en meditación, al tiempo que aprendí a mantener una actitud meditativa mientras pintaba o hacía escultura, lo que supuso un cambio cualitativo y vital para mi.
El Arteterapia, que comenzó utilizándose como complemento de otras terapias con enfermos hospitalizados, ha ampliado, en la actualidad, su campo de aplicación, a niños con dificultades de integración, a personas con baja auto-estima, ayudando en la reconstrucción interna y en la auto-aceptación en casos de malos tratos, trastornos de la alimentación, adicciones, etc.. Pero, no solo es útil para personas que estén pasando por un mal momento físico o psicológico, también puede serlo para personas sanas que quieran profundizar en su desarrollo, al emplearse como herramienta de auto-conocimiento y ampliación de la conciencia, ayudando a acceder a las capas más profundas de la psiquis con la liberación de material inconsciente, que posteriormente puede ser contemplado, analizado e incorporado.
Es en esta aplicación del Arteterapia para personas sanas que desean y se pueden permitir el acceso a su inconsciente, en donde la utilización de la pintura meditativa resulta sumamente adecuada. Existen varias formas de llevarla a cabo, el Sumi-e y los Mandalas, son las que personalmente prefiero.
El Sumi-e como práctica Zen que es, resulta difícil para muchas personas por su sobriedad –blanco y negro- y por estar basada en la respiración y la repetición del gesto – trazo; Es austera, potente y dura, como corresponde a la cultura de los samurais que la practicaron; todavía, en Japón, cuando se practica, se asocian movimientos del pincel y del sable.

Pintura de mandalas
Más aplicable en nuestra cultura es la pintura de Mandalas, Se ha utilizado en muchas tradiciones espirituales como instrumento para inducir estados de trance, para representar las deidades, para simbolizar el lugar del hombre en la creación o las etapas espirituales por las que debía de atravesar. Aparece en pinturas románicas, en rosetones góticos, en el budismo, tantrismo, yoga, mitología egipcia,…
Los Mandalas Tibetanos, son empleados actualmente como auxiliar visual a la meditación. Nos recuerdan el plano de la planta de un templo. El centro sagrado está protegido por una muralla con cuatro puertas, cada una de las cuales está protegida por un dios-demonio. Los estudiosos de los mandalas coinciden en pensar que fueron creados a través de experiencias de introspección, y que fue más tarde cuando se les empleó para recorrer el camino a los estados mentales.
El Mandala como ayuda visual para alcanzar ciertos estados mentales también es conocido en Europa, las iglesias medievales con frecuencia incorporaban un laberinto circular en mosaico cerca de la entrada que representaba la peregrinación a la ciudad santa de Jerusalén, esta travesía simbólica ayudaba al cristiano a acercarse a la ciudad mítica que es una metáfora de la unión con Dios.
El Mandala es la representación simbólica de la totalidad. La totalidad del individuo: físico, mental, emocional y espiritual ; la totalidad del ser : consciente, subconsciente, inconsciente (incluido el inconsciente colectivo para Jung) ; la totalidad del cosmos mas allá del tiempo y del espacio. Utilizado para el auto-conocimiento, funciona como un mapa de la realidad interior que guía y apoya el desarrollo psicológico.
Dibujaba cada mañana en un cuaderno un pequeño motivo circular, un mandala, que parecía corresponder a mi situación interna en ese momento… Fue poco a poco que descubrí qué es en realidad un mandala : … es el Self o sí mismo, la totalidad de la personalidad, que, si todo anda bien es armoniosa – Jung
El Mandala en Arteterapia Gestáltica
EL MANDALA EN ARTETERAPIA GESTÁLTICA es una representación del Ser en profundidad y en extensión; en profundidad, porque contiene información referida al cuerpo físico, así como a aspectos mentales, emocionales y espirituales; en extensión, porque abarca desde nuestra o nuestras diferentes fronteras de contacto las relaciones que establecemos con nuestras personas de referencia, padres, parejas, hijos ; y ampliando el círculo las relaciones con grupos de amistad, trabajo, … ; y ampliándolo aún más, nuestra relación con el cosmos y con lo transpersonal.
El Mandala, es el reflejo de un proceso vivo, por lo que al volver a contemplarle un tiempo después se obtienen nuevas intuiciones y significados; por otra parte, cada persona tiene un vocabulario único y singular de significados, algunos de estos permanecerán inalterados, y otros cambiarán con el tiempo. Por todo ello la pintura meditativa a través de los mandalas se constituye como una herramienta que sorprende por su belleza y contenidos.

