Elvira Gutierrez – Publicado en Rev. Gestalt nº 24 – 2.004

¿Debería considerarse este sentimiento de extrañeza ante la propia obra un síntoma de esquizofrenia? Espero que no.
Cuando una persona se sienta frente a mi por primera vez y me dice que viene a hacer arteterapia, en ocasiones viene acompañada de un informe de algún departamento de salud mental, que por lo general se limita a poner “trastorno de personalidad”, otras veces es la propia persona la que explica la dificultad que le trae a consulta, y en otras ocasiones, quizás la mayoría, ni hay diagnóstico, ni conciencia clara del problema, solo un sentimiento vago y difuso de carencia, de “incompletud”.
A algunas de estas personas la sociedad las considera enfermas y a otras sanas, pero aunque las dificultades que planteen sean diferentes, ni unas ni otras se sienten en paz, satisfechas de su vida. Unas y otras, además, se preguntan, y yo con ellas, ¿quiénes están más locos?
La relación entre la expresión artística y los trastornos mentales, es un tema que durante años me ha hecho reflexionar, y más concretamente ese espacio fronterizo entre cordura y locura, me tocaba de plano y me sentía angustiosamente en el filo de la navaja; ahora, con los años, ya voy cogiendo práctica en ese deambular con un pie a cada lado de la línea fronteriza, por donde, de cuando en cuando, algún resbalón aún me provoca sobresaltos.
Es frecuente en los medios artísticos escuchar bromas sobre “nosotros los locos”, que por un lado manifiestan un orgulloso sentimiento de –somos diferentes-, pero que además cumple una función defensiva frente al miedo, nos reímos del coco para que nos asuste menos.
Desde el reconocimiento del inconsciente y las búsquedas artísticas que tuvieron lugar por parte de expresionistas y surrealistas intentando expresar conceptos que estaban más allá de lo visualmente reconocible, existe una inquietud sobre qué es lo real, sobre qué apoyar nuestra cordura.
UN POCO DE HISTORIA
A mitad del s.xx, en el periodo de entreguerras se produce un cuestionamiento de valores, hay una pregunta en el aire ¿el mundo está loco? ¿quiénes son los locos? Esta duda, naturalmente, tiene su reflejo en el arte, apareciendo voces que protestan contra un arte tan respetuoso de la tradición y tan “culto” que para nada representa ni al hombre ni a la sociedad, que en aquel momento demuestra ser mas violenta y salvaje.
Se produce así un interés en ambas direcciones, algunos médicos de hospitales psiquiátricos, comienzan a observar y valorar las obras de sus enfermos y algunos artistas se identifican en su búsqueda de libertad expresiva con las obras que hacen algunos internos de hospitales psiquiátricos.
Ya en 1906 el psicólogo F.J. Mohr escribe “De cómo se ofrecen las cosas a la observación visual de la persona mentalmente perturbada no hemos tenido hasta ahora ninguna percepción clara. Es aquí donde los dibujos y otros productos afines pueden ser para nosotros de la mayor utilidad, ya que en definitiva proporcionan cierto asomo directo al interior de la psique”
Fue sin embargo Hans Prinzhorn, psiquiatra de Heidelberg, quien decidió un cambio de actitud hacia las creaciones visuales de personas en tratamiento psiquiátrico, reuniendo en menos de año y medio, mas de cinco mil objetos hechos por cuatrocientos cincuenta pacientes de hospitales de Alemania, Austria, Suiza, Italia y Holanda. En 1919 publicó un estudio sobre todo lo que se había escrito sobre el tema, impugnando su interpretación puramente diagnóstica y haciendo hincapié en su valor como creación visual.
Muchos artistas de la vanguardia europea visitaron en esa época la Colección Prinzhorn o la exposición de arte psicótico en Francfort de 1921.
También el Surrealismo en su rebelión contra la estética convencional vuelve su mirada hacia todo aquello que venga de fuera de la ortodoxia cultural francesa, y en esta mirada hacia lo nuevo nos encontramos con Breton y Apollinaire entre otros, interesándose por los estados mentales alterados; Breton estaban entusiasmado por los escritos alucinatorios de Rimbaud, del conde de Lautréamont, y por su propia experiencia de frases improvisadas que llegaban a su conciencia en estado de semiadormecimiento, así en 1919 comienzan sus experimentos de escritura incontrolada que darán lugar en el Manifiesto Surrealista de 1924 a la valoración de la escritura automática que apoyaban entre otros Eluard y Aragón; Los que ahora llamaríamos surrealistas en ámbitos artísticos, o buscadores en otros entornos, se reunían cada día tratando de entrar mediante la escritura automática en un trance hipnótico que les desvelase nuevos significados. La esencia del proyecto surrealista era inducir un nivel de ensimismamiento psíquico que llevase hacia una creatividad no programada.

El doctor Gastón Ferdière (1907-1990) fue un personaje clave y mediador entre los mundos del arte y la psiquiatría de los años treinta. Trabajó en el manicomio parisiense de Sainte-Anne, conoció a Jean Vinchon autor de L’Art et la folie (1924), a Jacques Lacan que le precedió como interno en el hospital, a Marie Bonaparte traductora de Sigmund Freud, a la vez que frecuentaba las reuniones de los surrealistas Duchamp, Breton, etc.. Antonin Artaud fue paciente suyo, diagnosticado de esquizofrenia aguda, y temiendo que muriese de desnutrición en 1943, Ferdiére consiguió su admisión en Rodez, animándole a escribir y a dibujar. Artaud es un ejemplo destacado de escritor de categoría con graves trastornos de la personalidad.

En 1967 coincidiendo con el auge de la antipsiquiatría, la colección de “art brut” de Jean Dubuffet es expuesta en el Musée des Arts Décoratifs. Hay que decir que la actitud filosófica de Dubuffet era revolucionaria, no solo por estar en contra del arte tradicionalista, en su manifiesto de 1968 “Asphyxiante culture” llamaba a los artistas a desbaratar el sistema mediador de ideas y formas recibidas considerando que tal vez el arte de los niños y de los perturbados ofreciera una nueva fuente de pureza incontaminada por unos valores “civilizados” ya desacreditados, sino también por sus teorías sobre “la creatividad de los pueblos, y un arte abierto al hombre común”.
Las fronteras cuerdo/loco en el arte se estaban rompiendo mientras adquiría renovado valor la experimentación.
En las exposiciones de arte de los enfermos mentales, muchos artistas pudieron ver expuestas y confirmadas sus intuiciones, aquello que ellos también percibían y pintaban, y que en muchos casos no se atrevían a exponer, a mostrar, ni tampoco a considerar como obras artísticas porque estaban fuera de todos los cánones. Vieron la libertad de la creación en estado puro, algunos se maravillaron y otros se escandalizarían, pero el arte estaba saturado de normas y postulados, y los artistas descubren en estas obras la intensidad, la autenticidad emocional, la ausencia de intención estilística, en definitiva una expresión que se sitúa más allá de modas, estilos y objetivos pictóricos, porque va a la esencia de la comunicación que es la expresión auténtica del creador.
Esta búsqueda de nuevos criterios artísticos coincidente con la expansión del psicoanálisis primero y de la antipsiquiatría después, da lugar a :
- Valoración artística de obras de no-profesionales.
- Permiso interno de los artistas para explorar su inconsciente y exponer sus hallazgos.
- Despertar de la curiosidad médica por estudiar las relaciones entre alteraciones psíquicas y expresiones artísticas; lo que conlleva su posibilidad de utilización como herramienta de diagnóstico, y su posible uso terapéutico.
Los primeros que estudiaron las relaciones existentes entre edad mental, carácter y expresión plásticas, fueron Piaget y Lowenfeld, aplicándolo a los dibujos infantiles. Sus investigaciones fueron profundizadas y extendidas a la expresión de adultos enfermos por Kris, Andreoli y Navratil, entre otros, y en España más recientemente por Escudero Valverde y Vallejo-Nájera.
De los estudios realizados se extrae que más allá de las diferencias personales, de época, y de lenguaje expresivo, existen algunos rasgos característicos que son comunes en aquellos que padecen algún trastorno de la personalidad.
Citando brevemente algunas de estas características, analizadas por los autores antes citados, son:
• Rasgos pictóricos en psicosis maniacodepresivas
En la fase maníaca, continua actividad escasamente productiva, producción artística muy espontánea, trazos libres, variaciones en la presión del trazo, escritura cruzada, mezcla de diversos lenguajes, colores llamativos, la crítica, el chiste y la ironía se presentan con frecuencia, así como la utilización de personajes en forma de animales como creando fábulas; la obra se da por concluida rápidamente y se muestra con satisfacción aunque aparezca inacabada.
Durante la fase depresiva, la asociación ideativa se inhibe y los trazos se hacen lentos y débiles. En las fases mas agudas es difícil que la persona se decida a terminar e incluso a comenzar un dibujo.
• Rasgos pictóricos en psicosis esquizofrénica
La dificultad para distinguir entre fantasía y realidad se refleja en la producción, que aparece con frecuencia con contenidos delirantes de difícil comprensión. Amplia utilización del lenguaje simbólico plástico y verbal. Tendencia a la estilización y a la repetición de estilizaciones ornamentales que rellenan el espacio. Remarcamiento de los contornos con trazos fuertes y oscuros. Impresión de rigidez.
MI EXPERIENCIA es que si bien estas características se presentan frecuentemente, las diferencias son tan abundantes y ricas en matices como las personas; es en valorar y disfrutar estas diferencias, en donde centro mi trabajo.
“murcigallo” (murciélago+gallo) pintado por un hombre, 18 años, diagnosticado de esquizofrenia, con intento de suicidio, medicado. Viene a unas pocas sesiones traído por su madre. Ambos tienen la fantasía de que podría ganarse la vida con la pintura, cuando les sitúo en la realidad, abandonan
Fragmento dibujo a colores vivos, dibujado por hombre de aprox. 40 años, que acude a una sola sesión del taller de R.A.I.S.(10) sin diagnosticar y con aspecto de estar con fuerte dosis de tranquilizantes. Presenta las características que se atribuyen a los dibujos de pacientes con esquizofrenia. Lo titula “avantage”.
Hombre, 42 años, llega a R.A.I.S. derivado de un centro de salud mental, diagnosticado de esquizofrenia y alcoholismo. Vive solo y tiene gran dificultad para respetar citas y horarios, pero acude sin falta al taller, y lo disfruta. Pinta compulsivamente lámina tras lámina, y las muestra orgulloso. En sesiones posteriores se le va sugiriendo la posibilidad de contar alguna historia, buscando la coherencia en el pequeño espacio del dibujo, ello le lleva a pintar con mas detenimiento, pasando de 10 a 3 láminas por sesión, y en la actualidad ha pasado, en ocasiones, a describir sucesos de su cotidianeidad, como una señora vendiendo fruta o un puesto de helados.
Mujer 45 años, llega a consulta por depresión y reciente intento de suicidio. Está diagnosticada y medicada. Disfruta mientras pinta, mezcla colores, y queda contenta con el resultado. Se pinta en un túnel con una luz al fondo que relaciona con la esperanza de que se va a poner mejor. Continúa viniendo a sesiones en las que expresa sus momentos mejores y peores.
Basten estos ejemplos como muestra de la riqueza de expresión con que contamos, y de cómo el estilo de la Terapia Gestalt puede tomar forma plástica, observando el primer trazo, gesto, palabra del paciente y acompañándole a dar el siguiente paso.
LOCOS O INSPIRADOS
“ … Llega la hora en que aquello que querías decir no lo has dicho por causa de otra palabra que querías guardar, porque también ésa querías decir; y qué sucede, que dos verdades se resisten. Y comienzas a tachar como comienzas a amasar en tu greda una sonrisa que al principio te desafía. No escoges una y otra en nombre de una lógica verbal, sino que buscas la piedra angular de tus verdades contradictorias;” la negrita es mía y el texto de Saint Exupéry.
A algunos creadores la sociedad les considera sanos, e incluso inspirados, y a otros enfermos. ¿cuándo se trata de imágenes de contenido espiritual producidas por artistas que pueden ser tomados por locos y cuándo de imágenes producidas por una mente enferma? Ram Dass dice “El hermano psicótico piensa que es Jesucristo, pero que él solo lo es. Yo pienso que soy Jesucristo y que todos los demás también lo son”.
Pero,… yo he conocido a Antonio, al que envío un homenaje desde aquí, vivía desde hace años en un coche, en Madrid, diagnosticado de esquizofrenia, recogía chatarra de vez en cuando para tabaco, decía, se lavaba y peinaba siempre antes de venir al taller de Arteterapia, hablaba de cualquier tema con sentido común, y apreciaba ante todo el “sentimiento de hermandad” decía él. Y, al menos en el taller, lo practicaba. Consideraba que había tenido una juventud hippy y alocada, con su furgoneta de un sitio a otro, y que ahora estaba evolucionando. En el dibujo del escudo personal –no familiar- en que se representaban las partes positivas y negativas de nuestro carácter, él en un trabajo cuidadoso y ordenado escribe en un lado del papel “paciencia, evolución, vive en paz con Dios” y en la otra cara del mismo papel escribe, “extremista” que era lo que más le molestaba de sí. Nada hacía sospecharlo. Pero unos meses después se le encontraron en su coche muerto de sobredosis.
Muchos deambulamos por la frontera, intentando expresar, construir algo que no llegamos a entender completamente “… el intento perpetuo de comprender y no menos perpetuo de no comprender y la impotencia de no lograrlo.” que dice Gao Xingjian
Esa es la aventura en la que el arte y la psicoterapia estamos enzarzados.
“…El nuevo orden sagrado surge del caos” dice Pániker “Ya no hay síntesis totalitaria. El resultado es un estallido de diversidad e incertidumbre. La compensación está en “lo místico”. El arte, sin el referente místico, es puro simbolismo de otro simbolismo que a su vez lo es de otro… bla-bla-bla.” (…) “En arte se da siempre una oscilación, incluso una indecisión, entre el juego y lo real. El arte –cuando es arte- es simbolismo, pero también realidad. Es simbolismo de la aventura humana; es realidad, aunque no se sepa cuál realidad. Esa doble dimensión –simbólica, real- es característica de lo sagrado. Lo que está a la vez dentro y fuera del templo. El arte es así ya el único lugar donde se pueden rastrear las peripecias de lo sagrado una vez que la modernidad acabó con los dioses.”
Por suerte disponemos del arte para depositar en él nuestros dioses y nuestros demonios, para que así unos y otros puedan airearse y nosotros contemplarlos y aprender.
Bibliografía
- Varios autores, “Visiones Paralelas. Artistas modernos y arte marginal” Catálogo Museo Nnal. Centro Arte Reina Sofía, Madrid, 1993.
- “Visiones Paralelas.” op.cit.
- Dubuffet, J. “Prospectus et tous écrits suivant” Gallimard, Paris 1995.
- Piaget “Psicología de la inteligencia” ed. Psique, B. Aires,1977.
- Lowenfeld,V.& Lambert,W, “Desarrollo de la capacidad creadora” Kapelusz, B. Aires,1980.
- Kris, E. “Psicoanálisis y Arte” Piados, B. Aires, 1955.
- Andreoli,V. “El lenguaje gráfico de la locura” Fondo Cultura Económica México 1992.
- Navratil,L. “Esquizofrenia y Arte” Seix Barral, Barcelona 1972.
- Escudero Valverde, J.A., “Pintura psicopatológica” Espasa Calpe,Madrid 1970.
- R.A.I.S. Red de Apoyo a la Inserción Sociolaboral, Fundación.
- Saint Exupéry “Citadelle” ed. Gallimard, Francia 1948.
- Xingjian,G. “La montaña del alma” ed. Planeta, Barcelona 2001.
- Pániker,S. “Cuaderno amarillo” Plaza&Janés, Barcelona 2000.